Libro de preguntas posibles e imposibles

​"Camila, Lucas, Agustina, Isis, Valentina, Ramiro y Klemvi, amigos de Silvia y ahora míos también, me enseñaron esta vez que los grandes no nos entienden, muchas veces, porque ya no se acuerdan cómo era ser niño, porque cuando ellos fueron niños, sus padres tampoco los entendían, porque vivieron la vida loca. Pero tú vas a encontrar a alguien que te entienda. No te preocupes. Eso no tiene nada que ver con las pesadillas del fin del mundo y los monstruos que hacen daño y todas esas cosas. Yo me imaginaba lo que quería. Y a veces algunas historias de monstruos o de extraterrestres, pero que me divertían mucho y no me daban miedo. Igual, los grandes inventan para nosotros historias de caballos que hablan, nubes con patas, o piedras que lloran y entonces ¿por qué tú y yo no podemos inventar una vaca azul o un auto con alas?. Los niños tenemos sensibilidad, nos gusta la poesía y los cuentos porque las palabras suenan mágicas y a veces hasta parece que tienen sonidos. Y también nos gusta inventar, aunque no nos dejen o no nos entiendan. También nos gusta investigar, que la vida sea una aventura y que nos dejen ser curiosos. Que no nos rezonguen ni nos miren raro cuando andemos por ahí, inventando cosas o “curioseando” o preguntando. Que nos dejen ser, así naturalmente, sin muchos misterios. Porque, para ser feliz, como dice Benjamín, solamente hay que “usar el calzoncillo de la suerte”. Carlos Castillos Uruguay