Invencionario
"Este libro es un poco cada uno de todos los momentos. Los chicos han percibido el mundo y las variedades que los rodean, han buceado en colores, sensaciones, recuerdos guiados por la mano sabia de Silvia y han nombrado las cosas por su nombre para comunicarse entre ellos. Pero de ser tan solo esto, el hecho artístico no se hubiera producido: los chicos han jugado a romper la lógica taxonómica del lenguaje para crear otra que fuera poética alucinante. Así una “islápiz” es un lugar donde crecen los lápices que trae la lluvia, una “mandarrima” es una fruta a la que le gusta rimar y el “nianiu” es el idioma que hablan todos los bebés del mundo. De dos palabras que se adhieren, como en “orugato” nace un nuevo animal extraviado, producto de mariposas devoradores de alimento balanceado, un “pajarrey” es un pez que se ha sumergido en la paja. A veces un sufijo cambia su significado habitual al unirse a una palabra y “palabrazo” ya no es aumentativo, ni golpe, sino una palabra cuya finalidad es abrazar a los que lo necesitan; un “perragrama” juega con el sonido a la manera de un parónimo para ser un pentagrama legible solo por los perros, y el “pianostalgia” debería haber sido el instrumento para Ulises en su largo regreso a casa. Se ha producido el milagro de inventar un mundo a través de la palabra y desde ella a la imagen. Y nosotros, los que tenemos en la mano este libro, somos espectadores maravillados que asistimos al inicio, a la primera vez en que se despliega la belleza de este universo creado por los chicos". Julieta Pinasco
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